Queridos compañeros y compañeras,
Hoy, quiero hablarles desde el corazón, como una de los vuestros, como alguien que ha compartido las calles, los riesgos y las esperanzas, con compañerismo, lealtad y honor.
A todos los veteranos de la Policía Nacional, quiero deciros: ¡gracias!
Gracias por ser el pilar en el que nos apoyamos, por haber abierto el camino con vuestro ejemplo de integridad, valor y compromiso. Habéis enfrentado momentos difíciles, habéis sacrificado tiempo con vuestras familias y habéis puesto en riesgo vuestras propias vidas para proteger a los demás. Cada uno de vosotros ha dejado una huella imborrable en nuestra historia y en nuestros corazones.
Y a las viudas y familias de nuestros compañeros caídos, no hay palabras suficientes para expresar el profundo respeto y admiración que sentimos por vosotros. Vuestro dolor es nuestro dolor, y vuestra pérdida es un recordatorio constante del precio que a veces se paga por nuestra vocación.
Quiero que sepáis que no estáis solos. Somos una familia, una hermandad, y aunque nada pueda reemplazar a vuestros seres queridos, estamos aquí para apoyaros, hoy y siempre.
Los nombres de nuestros compañeros caídos nunca serán olvidados. Viven en nuestras memorias, en nuestras historias, y en el legado que dejaron.
Cada día, cuando nos ponemos el uniforme, llevamos con nosotros su espíritu, su dedicación y su coraje. Nos inspiran a seguir adelante, a seguir sirviendo con honor y a proteger a los ciudadanos con la misma pasión con la que ellos lo hicieron.
Este mensaje es un tributo sincero y personal. Desde el fondo de mi corazón, gracias a todos los veteranos por vuestro servicio ejemplar. Y a las familias, gracias por vuestra fortaleza y por compartir con nosotros a esos héroes que hoy recordamos con tanto cariño.
Sigamos adelante juntos, con la misma determinación y el mismo amor por nuestro deber que nos ha definido siempre.
Un fuerte abrazo a todos